
También me jugué porque la derecha tuviera candidato propio en 2009 y fracasé, pues terminó eligiendo al "IVanidoso Presidente DC" o "V Gobierno de la Concertación", pueden escoger el que les acomode, situación que deberé soportar por tres años más sin apelación.
Defendí con denuedo a la dupla Mayne_Nicholls-Bielsa en el fútbol (soccer)chileno y ha resultado defenestrada sin remedio, como todos sabemos.
De modo que nadie tiene razones para envidiarme en mis cruzadas sobre asuntos generales. Y aprovecho de añadir que tampoco en mis circunstancias particulares.
Hago mis vacaciones en una casa que todo el mundo nos envidia, tanto que debí suprimir el intercomunicador de la entrada porque la gente insiste todo el día en entrar a verla, como si fuera un lugar de culto público. Pero la gente no sabe que esa casa está abastecida de electricidad por Chilquinta, que es lo más próximo que hay a no tener electricidad. El voltaje sube y baja constantemente y, como tengo un hijo que le tiene pánico a la oscuridad, se desvela pensando en que van a cortar la luz, lo que sucede con frecuencia.
Además, se han "colgado" (conectado ilegalmente) de mi electricidad unas personas "en situación de calle" (personas sin casa), como se dice ahora, que se han instalado a vivir al frente en una duna que, dicen, es santuario de la naturaleza o patrimonio de la humanidad o ambas cosas, pero yo creo que pronto va a ser una población callampa (campamento ilegal de los sin casa).
Y nuestra casa se abastece de agua de una vertiente que tenemos debidamente inscrita, no obstante lo cual las "personas en situación de calle", que son muy limpias, lavan su ropa en la vertiente con el agua que después llegará a nuestra casa; y cuando son desaconsejadas de hacerlo por razones fáciles de comprender, cubren de las injurias más atroces a quien les represente su inconducta.
Y estas personas, además, se "cuelgan" del cable de la luz que va a nuestra casa, lo que redobla los parpadeos y el pánico de mi hijo con síndrome de aversión a la oscuridad. Además tenemos un teléfono con un ruido que casi impide hablar, cosa que ninguno de los sucesivos técnicos que han ido a repararlo ha podido solucionar. Por supuesto, a la compañía de teléfonos, que ha cambiado tantas veces de nombre que ya no sé cómo se llama, y también a Chilquinta, que conserva tanto su nombre como su hábito de no dar el voltaje indispensable, les he reclamado por años, sin resultado. La segunda suele enviar a sujetos que me tratan con muy poca consideración y no reparan nada.
Me han dicho que escriba a "Línea Directa" de "El Mercurio" o que acuda al Sernac (Servicio Nacional para el consumidor), pero, según una antigua costumbre mía, les he señalado a otras personas de mi familia que "hay que" hacerlo y no lo han hecho.
Ahora estoy proyectando contra Chilquinta una venganza entretenida, pues pienso instalar paneles solares de los que promueven los hermanos Parisi y también un molino de viento para generar electricidad, y entonces vamos a ver qué opina esa compañía cuando mi cuenta se reduzca a la décima parte o sea negativa. Si sale el proyecto del senador Horvath, en el cual los hogares que generen más electricidad de la que consumen van a poder cobrarle a las distribuidoras, vamos a ver cuánto me va a tener que pagar Chilquinta y ahí me voy a resarcir de los maltratos de tantos años.
Tampoco contribuye a mi felicidad particular el tener que salir a trotar casi diariamente, cosa sumamente desagradable, porque debo hacerla muy temprano, debido a que me está vedada la exposición al sol por haber trotado demasiados años bajo su grata luz. Más de alguien me preguntará para qué troto, si lo encuentro tan desagradable, y me permitiré responderle que, si no lo hago, mi corazón empieza a comportarse de la manera más caprichosa, y como tengo entendido que es una presa con la cual no se puede travesear impunemente, ahí voy casi todos los días saliendo al camino muy temprano. Lo cual, por otro lado, es peligroso, porque hay sujetos que me reconocen y no me tienen buena voluntad.
En particular, un chofer de liebre (minibus) que apenas me ve me la echa encima. El otro día supe que había provocado un accidente en el que murió una persona, y tengo la sospecha de que puede haber creído que era yo.
De modo que, por favor, nadie me envidie. Acabo de perder mi última campaña de bien público en aras de un buen fútbol profesional, no tengo electricidad estable ni teléfono audible ni garantía de agua limpia y mis vecinos viven "en situación de calle" y son agresivos, así es que no tengo nada qué celebrar ni en el orden general ni en el particular.
Dicho esto, y ya sin ser centro de la envidia de nadie, vuelvo a dirigir mi mirada, como de costumbre, a los grandes problemas de la nacionalidad (de Chile)o, si resulta nacesario, a los de toda la humanidad.
Publicado por Hermógenes Pérez de Arce
Carlos Toledolabarca
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