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jueves, abril 21, 2011

Más Socialismo en la Educación

Cuando hace cuatro años estalló la absurda "revolución de los pingüinos", que todo lo que querían era pasajes gratis y otras prebendas similares, el PC se apoderó del movimiento. Este pasó a estar encabezado por una dirigente roja, estudiante secundaria, que hablaba marxismo de corrido, cuyo nombre ya nadie recuerda y yo menos, pero que dijo la verdad de la milanesa: se trataba de una revolución para poner fin a la educación particular y constituir el monopolio estatal de la misma.
Michelle Bachelet, que, como toda su vida, pensaba igual que la dirigenta pingüina comunista, pero se había dado cuenta de que había ganado respetabilidad no haciendo lo que pensaba, hizo lo que indica el manual del gobernante desorientado: nombró una comisión "transversal", pero con mayoría de izquierda, por supuesto.


En esa época, como seguramente el país no recuerda, yo escribí una columna en "El Mercurio" afirmando que lo único que podría surgir de esa comisión iba a ser más socialismo. Pues bien, cuatro años después, la Cámara de Diputados ha aprobado el proyecto recomendado por la comisión y que añade a la existencia del mega-monstruo burocrático llamado Ministerio de Educación, que insume unos tres billones (millones de millones, un tres seguido de doce ceros de pesos al año, que serían suficientes para que todos los niños pobres de Chile fueran a los mejores colegios pagados del país) tres nuevos monstruos estatales, que insumirán sólo 30 mil millones de pesos al año (un tres seguido de diez ceros): la Superintendencia de Educación, la Agencia de Calidad de la Educación y el Consejo de Educación.


Ya se ha iniciado, para felicidad de los partidos de gobierno, la tarea de llenar las mil nuevas plazas burocráticas con militantes y simpatizantes suyos y, lo más importante, los cargos superiores, con gente de su confianza y sueldos "reguleques". No hay nada que haga más feliz a la dirigencia de un partido que dar empleos a su clientela electoral.
La izquierda no está feliz, porque habría preferido que la tarea de introducir más socialismo en la educación hubiera estado a cargo de ella. Pero el más socialista de los diputados socialistas, Carlos Montes, se ha dado por satisfecho: le ha puesto al proyecto una nota de 4,5.
"La izquierda y la derecha unidas, jamás serán vencidas", sobre todo en la tarea de llevar a la práctica las ideas de la primera.


Se ha cumplido mi pronóstico de 2007: "los proyectos que saldrán de la comisión pretenderán remediar los males provocados por el socialismo en la educación con más socialismo".
Y, por cierto, se ha dado un paso más en la dirección contraria a la verdadera receta para remediar esos males, que es la plena libertad educacional, la disolución del mega-monstruo llamado Ministerio de Educación y la entrega a las familias pobres de los tres billones de pesos anuales que él gasta, para que cada una elija el colegio privado de excelencia que prefiera y mande allá a sus niños a recibir una enseñanza de la misma calidad que la de los países desarrollados, como es la que imparten esos colegios.


Al escribir lo anterior no he podido dejar de recordar a mi difunto amigo Álvaro Bardón, que decía: "Nunca ha habido quejas sobre la calidad ni el abastecimiento del pan, que en Chile cualquiera puede producir, está al alcance de todos y los extranjeros encuentran muy bueno. Es que nunca ha habido en Chile un Ministerio del Pan".



Publicado por Hermógenes Pérez de Arce

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