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“QUIENES ESTAMOS CONSCIENTES DE LA GRAN OBRA DEL GOBIERNO MILITAR, ANULAREMOS NUESTROS VOTOS EN LAS FUTURAS ELECCIONES (DE CONCEJALES), EN DEMANDA DE LA LIBERTAD DE LOS SALVADORES DE CHILE ENCARCELADOS, Y POR EL FIN DEL PREVARICADOR ACOSO JUDICIAL EXISTENTE EN CONTRA DE ELLOS”

viernes, marzo 04, 2011

La Vida con Algunos (No Pocos) Chilenos


Viernes 4 de marzo de 2011

Esta mañana, como de costumbre, comencé el día leyendo diarios. Me enteré de cosas muy constructivas. Una pareja de turistas, él australiano y ella hija de un chileno residente en Australia, referían su recorrido por lugares de interés de Valparaíso y hablaban muy bien de los porteños.
Después salí en auto a cumplir diversas tareas. Los demás conductores se comportaron muy bien. Cada vez que quise cambiar de pista, me bastó señalizar para que me dieran la pasada.
Cuando volví a mi casa estuve viendo la Copa Davis entre Estados Unidos y Chile, en el Estadio Nacional. Me impresionó lo respetuoso del público chileno. La pequeña barra de norteamericanos que había, alentaba a su equipo sin que nadie les opusiera reparos. El público era muy culto, tanto que cuando algún jugador norteamericano cometía doble falta, los espectadores guardaban educado silencio, pese a que con ese error Chile ganaba el punto. Me parecía estar viendo un partido de Wimbledon.
Después estuve con un hijo mío y su familia, que venían llegando del sur. Me contó de un agradable almuerzo en un hotel de Pucón, donde fueron muy bien tratados. Pasaron a Argentina, a San Martín de los Andes, desde donde nos trajeron varios recuerdos de madera pintada, muy bonitos.
Parece un día perfecto, de esos que le hacen a uno decir: "qué agradable es vivir en Chile". Lástima que casi nada de lo anterior es verdad.
En el diario de esta mañana leí que el turista australiano y su mujer chilena, mientras paseaban por Valparaíso, fueron asaltados por delincuentes con cuchillos, que les robaron sus pertenencias y dejaron al australiano herido. Pensaban quedarse hasta abril, pero ahora sólo quieren irse.
Cuando salí en auto y quise cambiar de pista, otros conductores se apuraron para que no pudiera hacerlo. Finalmente lo hice, porque necesitaba cambiarme antes de cierto cruce, pero el que tuvo que disminuir su marcha me dedicó varios bocinazos y gestos agresivos.
Después volví y vi la Copa Davis, donde cada vez que la pequeña barra norteamericana coreaba "USA-USA", recibía una rechifla ensordecedora del público chileno. Y cada vez que un norteamericano cometía doble falta o un error equivalente, estallaba una ovación, además de que el público silbaba cuando algún jugador adversario se disponía a servir, cosa que nadie hace en un país civilizado (salvo que haya una barra chilena).
Mi hijo y su familia volvieron efectivamente del sur, pero cuando almorzaron en un hotel de Pucón, en el estacionamiento de éste alguien robó, rompiendo la chapa de su auto, pertenencias suyas, de su mujer y de sus hijas. Dejó constancia ante Carabineros, pero después descubrió que el texto de ella había sido alterado y él aparecía declarando haber sufrido el robo antes de ingresar al hotel.
Cuando él y su familia pasaron a San Martín de los Andes nos compraron algunos regalos típicos de madera pintada. Al volver, en la Aduana chilena, no sólo le registraron minuciosamente todo el equipaje a él, su mujer y sus hijas, sino que le confiscaron los regalos de madera que nos traía (traduzco: se los apropiaron sin pago), a pretexto de que eran portadores de fiebre aftosa.
La vida en Chile podría ser muy grata, si no fuera por algunos (no pocos) chilenos.

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